La atención domiciliaria en personas mayores se basa en un enfoque integral y personalizado, que reconoce las necesidades y características específicas de cada paciente.
En el caso de los pacientes geriátricos, se tienen en cuenta las diferentes patologías asociadas al envejecimiento, como enfermedades crónicas, deterioro cognitivo, fragilidad, discapacidades físicas y condiciones de salud comunes en la tercera edad. El objetivo principal es proporcionar cuidados especiales que aborden las necesidades médicas, físicas, emocionales y sociales del paciente
Cuidado personal: Ayuda con la higiene personal del paciente, como el baño, el aseo, el cambio de ropa y el arreglo personal. Es importante fomentar la independencia siempre que sea posible y respetar la privacidad del paciente.
Administración de medicamentos: Asegurar de que el paciente tome sus medicamentos según la prescripción médica y ayudarles a organizar y recordar sus dosis, y estar atento a posibles efectos secundarios o interacciones medicamentosas.
Monitorización de signos vitales: Control regular de los signos vitales del paciente, como la presión arterial, el pulso, la temperatura y la frecuencia respiratoria. Es importante estar atento y observar cambios significativos, para comunicarlos al personal médico con la mayor brevedad posible..
Asistencia en la movilidad: Ayudar al paciente a desplazarse dentro del hogar, asegurándole el acceso a dispositivos de ayuda, como bastones o andadores, si estos fueran necesarios para facilitarle la movilidad. También se le fomenta la realización de ejercicios de movilidad para mantener su fuerza y flexibilidad.
Alimentación adecuada: Controlar y supervisar la ingesta de alimentos si fuese necesario, teniendo en cuenta las necesidades dietéticas específicas de cada paciente. Ayudar en la adaptación de las comidas a problemas de deglución u otras restricciones alimentarias.
Supervisión y compañía: Brindar apoyo emocional y social al paciente. Conversar con ellos, leer, jugar a juegos de mesa o acompañarles en actividades recreativas.
Control del entorno: Asegurar que el entorno del paciente sea seguro y libre de posibles peligros, como cables sueltos o alfombras resbaladizas. Mantener una temperatura confortable en el hogar y proporcionar iluminación adecuada.
Registro y comunicación: Llevar un registro de las actividades diarias del paciente, como la ingesta de alimentos, la toma de medicamentos y los cambios en su estado de salud. Se Comunicará cualquier observación relevante al personal médico y a los familiares del paciente.
Cada paciente es único y puede tener necesidades específicas. Es importante establecer una buena comunicación con ellos y los familiares para proporcionar una atención personalizada y de calidad. Además de intentar trabajar en colaboración con el equipo de atención médica para seguir las pautas y directrices establecidas.